Capítulo XIV | Audicioné para un comercial de TV (1/2)

La mañana del 14 de agosto del 2018 había despertado con mucha flojera, era uno esos días en los que te levantas y sinceramente no quieres hacer nada porque mueres del sueño. Era invierno pero el día andaba extraordinario, incluso había salido el sol, sin embargo andaba desganado. Por la tarde iba a encontrarme con Teresa (una de mis mejores amigas) después de mucho tiempo, solo eso me ponía entusiasmado.

El día transcurrió tranquilo en el trabajo. Y una vez en casa, me alistaba para mi encuentro; Teresa era puntual y sabía que tenía que apresurarme pues andaba retrasado. Justo en ese momento previo a mi salida, recibí una llamada de un número largo, como de doce dígitos; me pareció algo inusual y contesté a pesar de andar precipitado para mi encuentro:

-¿Aló?- dije

-Hola, ¿Ángel?

-Buenas tardes… ¿quién habla?

-¡Qué tal!, me presento, me llamo Joaquín Rosetti y estamos llamándote de parte de nuestra productora de publicidad para convocarte a un casting para un comercial de televisión, hemos visto tu Instagram y nos pareció interesante pues es el perfil que estamos buscando para el comercial de un whisky que estamos lanzando al mercado-. Era argentino, tenía el dejo marcado; podría incluso hasta deducir que tenía menos de treinta años. Fue intimidante en un principio aunque notaba que era amable…

-Queremos saber si tenés disponibilidad entre hoy y mañana por la tarde para hacer el filtro-.

Quedé en silencio algunos segundos. Pensé que era de esas oportunidades únicas para un chico que, valgan verdades, nunca había estado relacionado al mundo del entretenimiento, soy odontólogo y hasta puede sonar alucinante, o no sé, quizás solo para mí debido a que llevo un lado artístico dentro mío que me apasiona, de todas formas continué con la llamada.

-¡Claro!… digo, puede ser. Es decir mi disponibilidad en todo caso sería para mañana a las seis de la tarde.

-Perfecto te esperamos. Anotá la dirección…

Aquella tarde se lo comenté a Teresa en persona, podría decir que hasta el encuentro fue más formidable debido a esa llamada. También se lo comenté a algunos amigos más por chat. Todos se entusiasmaron con la idea y coincidieron en decirme que era una excelente oportunidad ya que no perdería algo intentándolo, y lo peor que podría pasar era que todo quedaría como una anécdota para contar.

Al día siguiente desperté muy ansioso. El día amaneció pésimo, había regresado aquel frío congelador propio de un invierno que trata de enfermarte si no te abrigas, pero nada importaba. Para esa mañana ya había visto un centenar de videos por la internet porque consideré que debía estar al menos preparado dentro de mis posibilidades. Fui al trabajo como de costumbre y en la tarde me acicalé de forma casual: botines beige, jeans ajustados, una chompa corduroy roja y unos lentes vintage.

Tome un taxi y llegué al lugar pactado en Miraflores. Ubiqué el número de la casa y toqué la puerta. Era una casa hermosa, muy espaciosa, tenía un jardín por fuera y un pequeño pasadizo (una especie de camino de piedras incrustadas en el suelo) que llevaba a otra puerta, la principal que daba con la recepción del lugar.

Me recibió una chica risueña de cabellos negros, tenía dientes extremadamente blancos, pude notarlos cuando me dijo:

“-Hola, ¿vienes por el casting, verdad?” y sonrió mirándome a los ojos. Me apresuré en deducir que tenía carillas dentales estéticas…

-Hola. Así es.

-Llena esta hoja de acá y firmas en la parte de abajo.

Miré la hoja detenidamente, era una especie de contrato en el que me especificaban todo lo que necesitaba en caso salga seleccionado para el casting, eso incluía: el salario del actor principal por un día de grabación, del extra, la condición de pertenecer a su empresa como imagen de la marca del nuevo whisky (por un año entero) sin poder realizar algún contrato con otra empresa de bebidas alcohólicas. También hablaban de una prueba de vestuario y hasta de un cambio de look si lo ameritaba.

-Ok, ya está.

-Perfecto, toma asiento ya te llamarán-. Me dijo colocando la hoja en un montículo de otras más, como de cincuenta más, que constaté, eran de otros participantes. En ese momento pensé: “con fe, a la de Dios”.

(continuará…)

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