Capítulo XV | Audicioné para un comercial de TV (2/2)

Me dirigí a la sala y pude ver sentado a tres chicos que llamaban mi atención pues eran exóticos, apuestos y bien vestidos. Uno de ellos tenía los cabellos ensortijados y ojos almendrados; otro era de tez morena, alto también y lucía casual, el tercero era trigueño, de barba y cejas pobladas.

Quise que mis inseguridades no brotaran en ese momento, pero mentiría porque efectivamente me sentí desencajado en aquel grupo; yo, bajito y con ropa de abuelo, así que solo me senté y me acomodé en los espaciosos sillones marrones del lugar y traté de no sentirme intimidado. Miré al frente, había una chimenea encendida que lograba darme escalofríos cada vez que la madera ardiendo soltaba esas chispas rojas. El rato pasó y los jóvenes que también esperaban ansiosos ya habían ingresado y salido de la entrevista, de pronto escuché mi nombre…

-¿Angel?, es tu turno, pasá.

Lo miré y le sonreí escuetamente, era Joaquín Rosetti, un tipo alto, de melena rubia (obviamente teñida), argentino por donde lo mires, nariz prominente y ojos celestes, era tal cual me lo había imaginado y además había percibido aquella buena vibra de su parte al igual que la ocasión cuando recibí su llamado por teléfono.

Entré al área del casting, un cuarto pequeño con luces blancas fosforescentes en tres de sus lados, había una ventana que daba con el jardín de fuera y de las paredes colgaban unas gigantes cortinas blancas. Me indicó dónde debía pararme y me habló:

-¿Cómo vas?, ¿es la primera vez que hacés un casting?

-La segunda-. Le mentí descaradamente.

-Genial, entonces solo relajate y en esta primera parte te vas a presentar, decís quién sos: tu nombre, tu edad, a qué te dedicás y luego sonreís a la cámara.

-Ok.

-Ahora mostrame tu perfil y tus manos, de ambos lados…

Había llegado el momento del “acting”, la temática de este comercial era que se lanzaba al mercado un whisky con sabor a “manzana” y para el contexto del comercial iba a ser “Adán en el paraíso”. Tenía que actuar como si hubiera llegado después de un largo camino al único árbol del lugar donde colgaban las botellas de whisky a modo de manzanas, y yo sediento de alcohol podría cogerlas pero debía tener cuidado pues una serpiente las protegía y tenía que enfrentármela.

En ese momento no tuve la menor idea de lo que estaba haciendo y de lo ridículo que me veía, pero lo hice, lo repetí unas tres veces y creo que hasta fui puliendo la actuación entre toma y toma pues perdía la vergüenza poco a poco. Al finalizar el proceso, Joaquín aseguró que lo había hecho bien, y que en cualquier momento podrían llamarme, que eso era todo por el día y me agradeció por haber participado, como siempre él fue agradable y siento que acontecí una experiencia inusual y anecdótica.

Pasaron los días y no recibí aquella llamada, hasta hace unas semanas atrás que decidieron convocarme para otro casting, curiosamente para un comercial de cerveza conocida; entonces con aquella experiencia previa probé soltándome más y aunque por segunda vez no me volvieron a seleccionar, imagino que todo pasó por algún motivo.

La vida me ha puesto momentos y personas en el camino a quienes conocí por alguna razón; una de ellas, quien trabaja en medios audiovisuales, me invitó una tarde a participar de la grabación de un video musical de una exitosa cantante de cumbia del medio. El video saldrá muy pronto y es muy probable que pueda verme en él para recordar una vez más que las experiencias y las oportunidades que se presentan son únicas y hay que tomarlas, gozarlas y compartirlas.

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